Friday, July 06, 2012

La "coartada judía", la mejor herramienta para hipercríticos de Israel, judíos y no judíos



(Un artículo muy interesante que nos informa de una muy actual deriva anti-Israel – provocada por la tradicional fascinación y rechazo que provoca, simultáneamente, la judeidad en ciertas mentalidades típicamente occidentales -, y que en algunas de sus características es muy similar a esa otra deriva característica en esta ocasión de auténticos judíos que solamente reivindican su ignorada judeidad, su nula vinculación con la comunidad judía, y en muchos casos su escaso interés por el judaísmo, para reivindicar un hipercriticismo de Israel manifestado en los medias y en manifiestos donde suelen utilizar expresiones del estilo de “como judíos...”, “como familiares de supervivientes del Holocausto” y “como representantes de otras voces judías”. Se trata en la mayoría de los casos de una recuperación o reivindicación de su judeidad temporal y circunstancial, con un solo objetivo, dirigirla contra Israel, fuera de ahí, los “como judíos” y las “otras voces judías” muestran muy poco interés por el pueblo judío.

No obstante me gustaría incidir sobre lo que revela el trasfondo de esta “coartada judía” de la que nos informa este artículo, uno que tiene que ver con la invención de una idealizada identidad judía, y de lo que para esta gente representa ser un buen judío - a diferencia de esos otros malvados judíos, sobre todos los sionistas, y esos otros apegados a Israel -. Ese trasfondo nos habla de la inventada judeidad del padre, haciendo alusión a su relación con el judío religioso, dándonos a entender la ausencia de connotaciones de tipo nacional; de la falsa judeidad de la madre que radica sobremanera en ser una superviviente de la Shoah, aludiendo al carácter de víctima y de indefensión que debería caracterizar al judío; y finalmente la supuesta asociación de la protagonista a congregaciones judías liberales y a las causas solidarias, haciendo alusión a que las causas progresistas son las que deberían caracterizar, sobre todas las demás cosas, al buen judío.

En resumen, el buen judío puede ser religioso pero de carácter post-nacional, debe poner la otra mejilla y no responder a las agresiones para no “traicionar” la memoria de la Shoah, y en la actualidad, pues la protagonista representaría el presente, debe estar ligado a las políticas progresistas y solidarias
)


Irena Wachendorff, la coartada judía alemana que nunca existió - Fabián Wolff - Heeb

Todos tenemos sueños. Mi tío Junior quería para estrujar a Angie Dickinson, mi madre quería trabajar en una funeraria e Irena Wachendorff lo único que quiere es ser judía e hija de una de las supervivientes de la Shoah para así poder criticar a gusto a Israel. ¿Es eso tan malo?

Hasta ahora, Wachendorff ha desarrollado una carrera bastante decente a través de su “coartada judía”. La cosa es fácil, si alguien es acusado de antisemitismo, aquellos que utilizan la “coartada judía” son traídos en su defensa como “testigos”. Es algo similar a esa vieja y habitual pantomima de que "yo no soy antisemita, de hecho, algunos de mis mejores amigos son judíos". En un país como Alemania, donde la comunidad judía es visible sólo de forma esporádica, convertirse en una “coartada judía” puede ser un esfuerzo que valga la pena.

Si bien hoy en día es posible afirmar o dar a entender que Israel es la raíz de todos los males globales [N.P.: de hecho, ese conflicto es lo más importante de este universo], también es cierto que la gente, al oírlo, puede comenzar a hacerse preguntas sobre tan excesivo criticismo. Es ahí cuando el acusado puede utilizar para su defensa su “coartada judía”, que a su vez puede remitir a la historia de su familia o inclusive a su judeidad básica, y añadir algo así como: “Lo qué están haciendo los israelíes a los palestinos es lo que los nazis hicieron a mi familia”, e incluso algo mejor, “y lo digo yo que soy judío”.

A Geert Wilders, famoso por su xenofobia vehemente y su estrafalario corte de pelo, siempre le gusta especular sobre alguna herencia judía paterna. Al argumentar sobre tus supuestas raíces judías, se deja de lado el hecho de ser u opinar como un nazi o un racista, y te conviertes en un defensor de los valores occidentales y progresistas.

Como usuaria de una “coartada judía”, Irena Wachendorff ha echado mano del paquete completo. Su madre ha estado en Auschwitz -"yo crecí viendo su número tatuado en el brazo" -, su padre fue un tzadik (una autoridad espiritual, un justo, un judío religioso hasídico) que escapó a Inglaterra, y la propia Irena estuvo en el ejército israelí durante la Guerra del Líbano. Hoy en día ella es una "poeta judío-alemana" que vive en Israel seis meses al año colaborando con un jardín de infancia con niños árabes y judíos, y el resto del año vive en Alemania, actuando como una "jazán" (quién guía los cantos en una sinagoga) en una congregación religiosa liberal y organiza el envío de violines a Gaza.

Los periódicos han mencionado sobretodo su trabajo como activista y ha sido entrevistada en la televisión local. Ella también habla con frecuencia ante los escolares sobre el destino de sus padres y también es muy activa en los debates que se celebran en la página de Facebook de uno de los principales políticos alemanes, Ruprecht Polenz, presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento alemán, y que ha sido objeto de críticas por sus sentimientos "anti Israel". El propio Polenz a menudo hecha mano de Wachendorff cuando necesitaba de apoyo, el cual ella está encantada de proporcionárselo:

Pienso que solo puedo tomar seriamente las críticas de alguien que: (1) haya servido en el Tsahal, (2) haya vivido al menos dos años en Israel y (3) sea judío... Hola, ¿hay alguien ahí (que cumpla con esos requisitos)

Pero resulta que la mencionada Irena Wachendorff no es ninguna de esas cosas. A través de un periodismo genuino, la escritora Jennifer Nathalie Pyka, que es lo que podríamos llamar una "firme defensora" de Israel, ha investigado sobre su verdadera historia.

Al ser preguntada, la madre de Wachendorff afirmó que ella nunca estuvo en Auschwitz - y que su "marido lo pasó bien". Y no probablemente como un preso, pues no era un judío ortodoxo, sino un oficial protestante de la Wehrmacht. Un portavoz del ejército israelí tampoco pudo encontrar ningún rastro de la presencia en algún momento de Irena Wachendorff en el ejército israelí. Durante la guerra del Líbano, Irena Wachendorff actuó en varias producciones en los teatros locales de la región del Rhin. El jardín de infancia con el que dice colaborar existe, pero no hay evidencias de que ni siquiera lo haya visitado. Y, finalmente, por supuesto, ella no es un miembro de esa supuesta congregación judía.

Esto no tiene precedentes. Cada par de años, algunos "judíos" se revelan como falsos judíos. Hay publicaciones donde tienen lugar concursos sobre los mejores recuerdos inventados de la Shoah. Pero lo que hace tan interesante el caso Wachendorff es que un dirigente político alemán se haya dejó engañar de esa manera. Polenz ha publicado una declaración diciendo que no se hace responsable de las opiniones de terceros en su página de Facebook, y que aún apoya a esta más que dudosa y maternal colaboradora - supuestamente - de un jardín infantil judeo-árabe, mostrándose además disgustado con aquellos que se meten con la vida privada de Wachendorffs: "Esto es como solicitar un certificado de ser ario pero a la inversa".

Pero fue la asociación de Polenz con Wachendorff cuando se trataba de atacar a Israel lo que lo convirtió en una historia. Sin embargo, como Pyka dice, "en vez de ofrecer argumentos a sus opiniones, Wachendorff solamente hablaba de sus antecedentes, de sus padres y de sus experiencias en el ejército israelí". Ahora que está claro que Wachendorff ha mentido sobre todas esas cosas, ¿que pasará con su supuesta colaboración con un jardín de infancia judeo-árabe?

Ella aún se aferra a la mayor parte de su historia, ¿pero puede estar padeciendo alguna fuga disociativa? Pyka no está segura, pero ha titulado un artículo sobre este caso como “Los Protocolos de los Loon de Remagen", siendo Remagen la ciudad natal de Wachendorff.

Después del artículo inicial desvelando su historia fraudulenta, Wachendorff escribió en Facebook que había propagado de forma deliberada dicha información falsa acerca de sí misma para así proteger a su familia y a su congregación.

Cuando el Jerusalem Post la llamó unos días más tarde, ella les dijo que no se acordaba del campo de concentración en el que estuvo su madre y que no estaba demasiado segura sobre el número en su brazo y algunas otras cosas más. Después de eso, eliminó su perfil de Facebook y no se ha sabido nada de ella desde entonces.

Hay una lección que aprender de todo esto: una de las pocas cosas peores que la utilización eventual de la “coartada judía” por los judíos (especialmente esos que se muestran ajenos a su comunidad), es la utilización de la “coartada judía” por esos que ni siquiera son judíos.

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